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Si tú cambias, todo cambia.
 
Seguramente has escuchado en diversas ocasiones este dicho: “si tú cambias, todo cambia”. Pues es totalmente cierto y veremos por qué.
Lucía Legorreta
 
EUM SEIE 12 octubre 2017
 
En nuestras manos está decidir nuestras expectativas y el tipo de relación que establecemos con el mundo, lo cual acaba definiendo en gran parte como será nuestra vida.
En un nivel inconsciente, nuestra mente guía nuestros actos para ayudar a que aquello que creemos que sucederá pueda hacerse realidad.
Por ejemplo: aquella persona que está convencida de seducir a alguien o de realizar una venta, tiene una probabilidad mucho mayor que quien tiene la expectativa opuesta.
¿Qué es lo que sucede? Nuestra conducta está condicionada por lo que prevemos que sucederá: el vendedor actúa con una serenidad y convicción que dan la confianza necesaria al cliente para aceptar el trato, mientras que quien se programa esperando el fracaso actuará de forma dudosa y nerviosa, transmitiendo ese mismo mensaje al comprador, que se pondrá a la defensiva.
Hay muchas personas, y piensa si eres una de ellas, que no ven satisfechos sus deseos, que viven un proyecto fallido tras otro, que, a pesar de hacer terapia, leer libros y asistir a seminarios, sienten que están como al principio.
Llegan a pensar que tienen mala suerte, que les falta algo que los demás tienen. En el fondo lo que tienen viven estas personas son las llamadas “creencias limitadoras”, que están en nuestro inconsciente pero muy activas y se presentan en con pensamientos como:
- “No merezco que las cosas me vayan bien”
- “Hay otras personas mucho más capacitadas que yo para esto.
- “Si lo consigo, los demás me envidiarán y perderé su aprecio”
Hay innumerables mensajes de “autoboicoteo” como estos que condicionan lo que decimos y hacemos y que, por tanto, nos procuran resultados negativos.
No obstante, si tomamos conciencia de ellos, tenemos la oportunidad de cambiarlos y, de este modo, dar un giro a nuestro destino.
“Cuando abro mis ojos al levantarme cada mañana, no me encuentro ante el mundo, sino ante infinitas posibilidades de mundo” (Colin Wilson)
Por lo tanto, hay dos maneras de abordar nuestra existencia: ver nuestras carencias (aquello que nos falta) o en clave de oportunidades (aquello que se nos ofrece). Dependiendo de donde fijemos la mirada, estaremos facilitando que suceda una u otra clase de cosas.
Nos dice el escritor Brian Tracy: “uno no obtiene en la vida lo que quiere, sino lo que espera. Nunca podemos alzarnos por encima de las expectativas que tenemos de nosotros mismos”.
La buena noticia es que podemos construir nuestras propias expectativas. Y no solo confiando en nosotros mismos, sino también en la disposición de los demás para colaborar con nosotros y ayudarnos en nuestro camino.
Esta actitud de “autoboicoteo” es inconsciente, por lo que basta con darnos cuenta de que operamos a través de ella para dar la vuelta a nuestra programación.
Solamente tú puedes dominar tus pensamientos, por lo que tienes el control de tu vida. Si quieres cambiarla en el plano exterior, solamente tienes que ponerte a trabajar para cambiar tu interior.
Para crear nuestra existencia en algo mucho mejor no basta con modelar solo nuestra mente. Este cambio fundamental no producirá frutos si no lo acompañamos de la creación de nuevas circunstancias.
¿Qué significa esto de las circunstancias? Para que aparezca la buena suerte es conveniente crear nuevas circunstancias, y lo mejor para ello es fijarse en los errores.
El error es la base del cambio, y esto es importantísimo. Charles Darwin, por ejemplo, siempre llevaba una libreta encima para anotar todo aquello que no le cuadraba. Sabía que, de lo contrario, el subconsciente haría que lo olvidara. Darwin entendió que inspirándose en el error podría conseguir su objetivo. De esta libreta salieron las ideas de su libro: “la evolución de las especies”
Además de tener un enfoque positivo de la realidad, debemos estar atentos a las oportunidades, que pasan delante de nosotros constantemente y podemos o no aprovecharlas. Tristemente muchas de estas no vuelven a presentarse nunca.
Resumiendo, para aumentar la calidad de nuestra vida hemos de empezar cambiando el escenario de nuestros pensamientos y nuestros actos, en lugar de perder tiempo y energía señalando enemigos o tratando de cambiar a los demás.
Recuerda: Si tú cambias….todo cambia.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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