Gaudete et Exultate, es el nuevo documento magisterial del Papa Francisco, que se presentó este lunes 9 de abril, cuyo objetivo, describe el Sucesor de Pedro en el propio texto es “hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros Dios nos eligió para ser santos para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor”.
Jorge López
VATICANO SEIE 9 abril 2018
El reciente documento es una Exhortación Apostólica, que fue firmada por el Papa en la Solemnidad de San José, el 19 de marzo de este año, en el aniversario del inicio de su Ministerio Petrino, en el comienzo del sexto año de su pontificado. El documento comienza con las palabras que Jesús dirige a los perseguidos por su causa, “alegraos y regocijaos”, que es lo que significa Gaudete et Exultate.
El Papa Francisco señaló en el texto que “Jesús explicó con toda sencillez qué es ser santos, y lo hizo cuando nos dejó las bienaventuranzas (cfr. Mt. 5, 3-12; Lc. 6, 20-23). Son como el carnet del cristiano. Así, si alguno se plantea la pregunta ¿Cómo se hace para llegar a ser un buen cristiano? la respuesta es sencilla: es necesario hacer cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro del maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas”.
En el párrafo 14 hace unos señalamientos muy concretos en esta llamada, que podrían recordar los consejos hechos por San Juan Bautista a quienes venían a él. Se lee en el citado numeral “¿Eres consagrada o consagrada? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Eres casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales”.
Señaló que la defensa de la vida del no nacido debe ser firme y clara, sin embargo indicó que igual de sagrada es la vida del pobre que vive en miseria. Además, aclaró que no debemos de vivir sospechando del compromiso social de los demás.
Recordó que el “gran protocolo” con el que seremos examinados son las obras de misericordia, dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, hospedar al forastero, así como visitara al enfermo y encarcelado. Las obras de misericordia, nos dice la Iglesia, son 7 corporales y 7 espirituales, son 14 en total. Las corporales son las señaladas, más enterrar a los muertos y las espirituales son: enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, dar buen consejo al que lo necesita, pedir por vivos y difuntos, soportar con paciencia los defectos de los demás, consolar al triste y perdonar las ofensas.
El Papa subrayó que “la santidad no es sino la caridad plenamente vivida”, como la describió el hoy Papa emérito Benedicto XVI.
Por otro lado, alertó de ciertos peligros, como un gnosticismo actual que, haga de la enseñanza de Jesús una fría lógica o de un pelagianismo actual también, que confía excesivamente en la voluntad humana. No obstante, también reafirma categóricamente que el enemigo, el diablo, no es una mera figura o una representación, sino que existe realmente, pero pensar de esta manera puede hacer que bajemos la guardia y quedar expuestos. Señaló que intenta envenenarnos con odios y envidas buscado destruir nuestras vidas, familias y comunidades.
“Quiero que María corone estas reflexiones, porque ella vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús”, destacó el Santo Padre casi al término del nuevo texto magisterial.
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