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Hijos tiranos
 
Cualquier cosa que hagas por tu hijo, que el o ella lo pueda hacer: lo estás limitando.
Lucia Legorreta
 
 
¿De dónde salió este término? Hace unos años, ¿no existían los hijos tiranos? Retrocedamos algunas generaciones para entender este concepto.
A los hombres y mujeres nacidos entre los años de 1935 y 1950 se le ha denominado la “generación silenciosa”. Ellos aprendieron a ahorrar por su trabajo, fueron empleados obedientes, aceptaron una disciplina estricta, realizaban grandes esfuerzos para superarse y sus relaciones eran formales.
Los nacidos entre 1951 y 1984 somos los llamados “baby boomers”, una época de rebeldía y desafío a la autoridad; surge la liberación femenina, la tecnología y se le llama la “generación de padres obedientes”. Estos hijos rebeldes ahora somos padres obedientes.
A partir de 1985 surge la generación de los “hijos tiranos”, en la cual ambos papás trabajan, la estructura familiar es diferente y tienen grandes desventajas para enfrentar el mundo con sabiduría.
Veamos algunas de las características de estos “tiranos”:
1. Autoestima alta, pero sin esfuerzo: como papás tenemos la tarea de brindarles todo el apoyo a nuestros hijos para que crezcan en un ambiente sano y desarrollen una autoestima positiva.
Sin embargo, como a los papás les ha faltado determinar su postura, los han educado en una “casa de cristal”, en la cual no toman decisiones, no realizan ningún esfuerzo, tienen miedo a fracasar, esta concepción de si mismos, es de origen artificial y depende de la intromisión de sus padres y no de su propias habilidades y esfuerzos.
2. Hijos egocéntricos: sabemos que entre los dos y los siete años es normal que el niño sea egocéntrico pues no distingue su propia perspectiva de la de otros: “todo es mío y el mundo gira a mi alrededor”.
Este egocentrismo puede extenderse después de los siete años, hacia la adolescencia y la edad adulta, incluso en el matrimonio.
Los “hijos tiranos”, crecerán pensando que son los únicos “actores” en el mundo, y que los demás son la “audiencia”. Cuando este egocentrismo no es manejado adecuadamente, se convierte en un egoísmo que afecta fuertemente a la persona en su relación con los demás.
3. Familias pequeñas: vs. Familias numerosas. Hace apenas unas décadas las familias eran más grandes, y los niños se desarrollaban en forma natural, sabían compartir y ceder antes sus hermanos y familiares: el gasto de la casa, las tareas, responsabilidades.
Actualmente nos encontramos con familiares de uno o dos hijos, que puede crear niños:
- Intolerantes: susceptibles, que no toleran, que agreden cuando no controlan.
- Individualistas: se les concede todo “de inmediato y sin esfuerzo”. Esto puede continuar como la lo mencionamos hacia la edad adulta.
- Demandantes: si recibe solo atenciones, se convierte lógicamente en un niño “demandante” que exige, hace berrinches, se enoja, es violento y demanda la atención de profesores, papás: “todo el mundo a su servicio”
- Aislados: niños que no comparten, están llenos de actividades después de la escuela, ven demasiada televisión y videojuegos.
* Hedonistas: desean satisfacer sus antojos inmediatamente, su vida está llena de placer y comodidad, les interesa “obtener un bienestar tangible”. Logros merecidos y sin esfuerzo.
4. Hijos dependientes: como sus padres realizan sus actividades por ellos, se convierten en “inútiles”, y en definitiva se convierten en personas “inmaduras”.
5. Hijos sin compasión: esto es algo muy grave, ya que si el niño o la niña vive aislado y busca únicamente sus caprichos, se convierte en alguien “sin compasión hacia los demás”. Se caracteriza por su apatía e indiferencia, acostumbrado a que la familia esté a su disposición.
Resumiendo, los hijos tiranos:
“Molestan, pero no soportan ser molestados”
“Piden, pero nunca obsequian”
“Exigen, pero nunca se esfuerzan”
“Contradicen, pero nunca aportan soluciones”
Papás y mamás, no dejemos que nuestros hijos se conviertan en “tiranos”, pongamos reglas y límites en nuestra familia, vivamos rituales familiares que les dan seguridad y confianza.
Seamos consistentes en nuestro actuar, demostrándoles nuestro amor y cariño al dejarlos que ellos aprendan y se equivoquen.
Cualquier cosa que hagas por tu hijo, que el o ella lo pueda hacer: lo estás limitando!!
¿Cuál es tu opinión?
Lucía Legorreta de Cervantes cervantes.lucia@gmail.com
www.lucialegorreta.com
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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