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Suecia, Dinamarca, Japón y Finlandia, ¿un éxito del pueblo sabio?
 
Suecia, Dinamarca, Japón y Finlandia son ejemplos de países dónde el pueblo ha demostrado ser sabio ante sus gobernantes ¿Qué hay que hacer en México como pueblo para logarlo?
René Mondragón
 
 
El flautista de la 4t
La Baja Sajonia, en Alemania –a orillas del río Weser– jamás imaginó que el maravilloso texto de los Hermanos Grimm se pudiera tropicalizar en la cuarta transformación.
Existen varias razones para que el escribano encuentre una analogía no tan forzada, porque el cuento de los Grimm habla de que el flautista liberó al pueblo de una plaga –igual que la pretensión de la llamada Transformación– pero, a un tiempo, y a manera de venganza en la misma trama, el flautista regresó al lugar y se llevó a los niños; igual que con el tema de las guarderías en donde los chamacos fueron echados de esos espacios.
Opus para flauta en rojo mayor
A casi 90 días del nuevo gobierno, los mexicanos vemos que cualquier cosa que se atreva a disentir del presidente, a medir sus resultados, a registrar y evaluar las acciones de gobierno, entra en franca etapa de extinción presupuestal y estructural.
Los nombres campean por las mañaneras: Calderón, Fox, Slim, Téllez, Zedillo, el Instituto de Evaluación de la Educación –junto con los demás órganos autónomos–; y recientemente, la Comisión Reguladora de Energía, cuyo titular, Guillermo García Alcocer, en un par de días, será exhibido por el presidente ante el pueblo sabio y bueno, para que éste lo queme en leña verde con chile piquín y rodajas de cebollitas de Cambray. Y todo, por andarle contestando al presidente, evidenciado su disenso –justificado o no– de las propuestas presentadas por el mandatario.
El hecho presidencial y la consecuente amenaza son de interés público, porque eso mismo puede esperarse para todos aquellos paisanos a quienes se les ocurra decir que no están de acuerdo con el hombre de Macuspana. O sea, la tentación de un socialismo totalitario en el esquema de un Tabasco Bolivariano, está a la vista.
Marxismo de primer mundo o capitalismo de cuates
La expresión de “capitalismo de cuates” es de cuño de Denisse Dresser; lo demás es autoría del escribano. Hecha la aclaración pertinente, la más reciente de las aseveraciones presidenciales se centró en la ilusión de hacer de México un país como Dinamarca.
Si se trata de un capitalismo de Estado, los resultados están por verse. Los modelos de economía central planificada provocan solamente estatizaciones, nula productividad, cero competitividades, nada de innovación y un aislamiento feroz. Véase los casos de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia.
Por otro lado, si como dijo el mandatario, se trata de hacer crecer a México en todos los sentidos y llevarlo al primer mundo, el pueblo bueno y sabio –con todo y gobernantes– tienen que dejarse guiar, asesorar y enseñar de los expertos en los diferentes tópicos.
Pero…
Como certeramente señala Pascal Beltrán en su columna de Excélsior, (15 de febrero de 2019 https://www.excelsior.com.mx/opinion) además de otras, las fobias presidenciales abarcan a las organizaciones de la sociedad civil que buscan incidir en el acontecer nacional.
En efecto, no son reconocidos como interlocutores porque “hacen parecer tonto al pueblo”. En consecuencia, son elitistas que facilitan y facilitaron el saqueo (sic). Y, en el fondo, tales organizaciones de la sociedad, forman un “gobierno paralelo” integrado por “una constelación de organismos autónomos”; precisamente, de esos que está exterminando el Ejecutivo.
Acotación
Mis adorables lectoras y amables lectores sostienen que si el presidente López quiere llevarnos a ser como Suecia, Dinamarca, Japón o Finlandia, no puede prescindir de la sociedad civil, de las agrupaciones intermedias que reflejan pluralidad de pensamiento, libertad de expresión y un andamiaje para el disenso necesario en cualquier democracia elemental. Son, pues, un contrapeso natural de la autoridad. Pero eso no le viene bien al mandatario, porque como señala Beltrán del Río, en 2014 se registraron más de 6 mil organizaciones e instituciones de este tipo.
Claro que tales grupos sociales demandan, en consecuencia, transparencia y rendición de cuentas. No son enemigas del presidente ni de su partido. Si la intención presidencial va en serio, hay que estudiar el éxito de los países a los que desea emular…aunque sea de lejitos.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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