, Fresnillo, Zacatecas.
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El fenómeno Amazonia
 
Esmerarse en cuidar las reservas que contienen la mayor parte del agua del planeta y también la mayor variedad de seres vivientes como son los mares y los océanos.
Ana Teresa López de Llergo
 
 
El primer día del mes de septiembre el papa señala: “la Tierra no es un bien para estropear, sino un legado que transmitir; esperar el mañana no es un hermoso sentimiento, sino una tarea que requiere acciones concretas hoy”.
Los seres humanos, necesariamente coincidimos con estas palabras porque todos necesitamos un suelo que nos brinde el soporte para habitar y para, sobre él, diseñar espacios donde podamos realizar las actividades propias de la vida. Vida humana que convive con otras criaturas que, a su manera, garantizan apoyos diversos.
Por lo tanto, no solamente es el terreno sino los productos naturales que están allí: mares, ríos, elementos inertes, vegetales y animales. Así como la capa atmosférica que cubre. Con el aumento de la población, es imprescindible cuidar mucho más el entorno. Nuestro sistema de vida exige más conciencia pues cualquier descuido afecta gravemente.
Por una parte está el aprovechamiento de los recursos, utilizarlos bien y para hacer el bien. Los recursos son un bien común: son para todos. De ahí se desprenden dos aspectos importantes: hacer un consumo racional: equilibrado, sobrio, y conseguir que los residuos se limiten a lo propio del proceso.
En octubre habrá un Sínodo sobre el cuidado de una zona de América, la Amazonia. Por eso, la atención sobre los sucesos contemporáneos en ese territorio ha sido motivo de muy variados enfoques e interpretaciones. Desgraciadamente la información muchas veces se ha politizado para conseguir el desprestigio de algún sector o la credibilidad de otro.
Además, mucho de lo que está sucediendo en la Amazonia, resulta más grave en otras zonas como las africanas o las asiáticas, en donde se dan fenómenos muy semejantes, pero al no tener la misma focalización, perdemos el sentido de proporción. Esto nos obliga a tener serenidad y capacidad de juicio para tener una postura equilibrada, no solamente economicista o de política sesgada.
Con ocasión de las noticias alarmantes del fuego en la Amazonia, constatamos que en las distintas regiones de la Tierra esos incendios suceden cada año y, en esta ocasión fue menos grave. Aunque unos aprovecharon para acusar a Jair Bolsonaro de no tomar medidas. Otros ocultaron que en Bolivia el presidente Evo Morales, promovió los incendios “controlados” para facilitar el cultivo de la droga.
Los científicos de la NASA, explican, desde sus recursos, que no vieron sequía No encontraron incendios naturales. En la Amazonia percibieron una directriz semejante a la orden de iniciar el fuego.
El oportunismo también trata de revivir posturas religiosas ancestrales y adopta conceptos como la madre tierra para proponer una nueva cosmovisión global con tintes panteístas.
Cuidado de los recursos
La experiencia y los adelantos científicos y tecnológicos han de aplicase para destinar los recursos necesarios para combatir el fuego, las plagas o cualquier otro problema. Además, decidirse a aplicar con honestidad y transparencia la ayuda internacional, para que los afectados puedan recuperarse y evitar que los desastres se vuelvan incontrolables o irreversibles.
Poner medidas extraordinarias según los casos, por ejemplo: declarar las áreas de bosques afectados por el fuego como tierras de inmovilización, con prohibición temporal de cultivo y extracción, para dedicarlas sólo a la reforestación.
Promover una educación supervisada para revocar los desmontes, saqueos o poluciones, y organizar auditorías para garantizar la legalidad de las autorizaciones sobre el sistema de aprovechamiento de los recursos, y así, poder aplicar sanciones justas a los transgresores, y llegar a tiempo para evitar catástrofes.
Esmerarse en cuidar las reservas que contienen la mayor parte del agua del planeta y también la mayor variedad de seres vivientes como son los mares y los océanos. Procurando la colaboración de los políticos, los científicos, los economistas y los técnicos para determinar el mejor modo de trabajar y definir las eficaces medidas de protección.
Consumo racional
Ajustar el modo de aprovechar los recursos no renovables y la reproducción y conservación de los recursos renovables. Por ejemplo: regulando el consumo del agua dulce del planeta, y cuidando las emisiones de gases para evitar la contaminación del aire. Así como la renovación de cultivos o la prescripción de épocas de veda para garantizar la reproducción de las especies. Aquí nos toca a todos responder.
Se han dado pasos a nivel mundial, y gracias a los esfuerzos para implementar políticas de conservación ambiental y de reforestación, emprendidas en muchos lugares de la tierra, el planeta está más verde hoy que hace 20 o 30 años.
Además el consumo equilibrado y sobrio consiste en asumir que las riquezas que se tienen en las respectivas zonas no son para el consumo local, sino que se deben distribuir por zonas con carencias. Así se pueden hacer redes de intercambios de bienes.
La colaboración de todos los sectores de la sociedad –gobierno, iniciativa privada y población– hace posible alcanzar altos índices de desarrollo y prosperidad. Estas alianzas son ejemplo del mejor modo de conservar las fuentes de agua dulce, los que mejor protegen sus bosques, los que menos contaminan el medio ambiente, y los que mejor calidad de vida le dan a sus habitantes.
Residuos adecuados al proceso
En los procesos de producción siempre hay un porcentaje de desechos. Pero éstos han de ser proporcionalmente reducidos para que el sistema ofrezca beneficios. Para lograr esta proporción se requiere de trabajadores capacitados, de procesos bien diseñados y de equipo en buenas condiciones.
Si se descuida alguno de estos tres aspectos, necesariamente habrá cierta contaminación o exceso de basura.
En el caso de la basura, es recomendable estudiar modos de aprovecharla. Muchas veces se puede reciclar, otras veces, mediante tratamientos puede servir de abono.
Lo que resulta una falta de visión es arrojar irresponsablemente los desechos a terrenos, mares o ríos, porque más adelante serán espacios contaminados y contaminantes.
Sobrantes para abono… no por exceso de producción destruir los sobrantes… exceso de basura…
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