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Cuando el cuerpo deja de ser un negocio
 
“Cuando las mujeres envejecen, su cuerpo deja de ser un negocio, los hombres las rechazan y son desechadas por los prostíbulos”, indicó la trabajadora social Miriam Arroyo, respecto a las sexoservidoras mayores.
Carla Martell
 
EUM SEIE 18 septiembre 2019.-
 
La prostitución es uno de los negocios que deja mayores cantidades de dinero en todo el mundo; sin embargo, es uno de los más dañinos y destructivos, pues no sólo acaba con la vida de millones de mujeres que son obligadas a vender su cuerpo, también lastima a miles de familias que pierden a sus hijas y viven en la incertidumbre sin saber que a diario son violentadas sexualmente.
De acuerdo con la organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, en México más de 70 mil personas se dedican a la prostitución, 70% de esas personas son mujeres y se estima que aproximadamente 18 mil son menores de edad.
La Brigada también indicó que en la Ciudad de México se han identificado 12 puntos de comercio sexual que son La Merced, Puente de Alvarado, Zona Rosa, Corregidora, la avenida México-Tacuba, Insurgentes, Sullivan, Tepito y las estaciones de metro Hidalgo, Pantitlán, Cuatro Caminos y Taxqueña.
La prostitución en México esconde muchos secretos, pues detrás de ese triste negocio existen cientos de redes de tratas de personas, que siguen siendo solapadas por las autoridades que se mantienen inmóviles ante las estadísticas, pues en zonas de las alcaldías Azcapotzalco y Gustavo A. Madero ha aumentado la cantidad de mujeres que se dedican al sexoservicio.
Desde 1976 se estableció el Día Internacional de la Trabajadora Sexual; sin embargo, no hay ningún cambio para las mujeres que trabajan en la prostitución, pues siguen siendo víctimas de abusos y viven rechazadas por la sociedad y en condiciones indignas.
Sexoservidoras mayores, abandonadas
El tiempo no perdona y las mujeres que se dedican al sexoservicio lo saben, pues al alcanzar la vejez muchas son olvidadas y su principal fuente de ingresos llega a su fin. Miriam Arroyo Tinajero, trabajadora social quien trabaja con algunas sexoservidoras, explicó que “cuando las mujeres envejecen, su cuerpo deja de ser un negocio, los hombres las rechazan y son desechadas por los prostíbulos”.
“Muchas de las mujeres que son mayores y dedicaron su vida a la prostitución enfrentan condiciones de salud sumamente delicadas, pues la mayoría ha contraído enfermedades, en especial de transmisión sexual”, afirmó Miriam Arroyo y mencionó al VIH como la enfermedad que más las afecta.
Arroyo Tinajero explicó que los programas que apoyan a sexoservidoras retiradas y mayores son escasos, pero “son los más necesarios, pues está en riesgo su vida que es cada vez más débil”. Además, indicó que aunque con el tiempo la prostitución ha dejado de ser un tema tabú y ha comenzado a tomar fuerza, aún hace falta mucho trabajo, principalmente de las autoridades.
La trabajadora social comentó que el trabajo de la sociedad es dejar de discriminar y hacer menos a las sexoservidoras, “en especial a las mayores, pues no importa a lo que se hayan dedicado, siguen siendo seres humanos vulnerables”.
Casa Xochiquetzal, la luz en la oscuridad
La Casa Xochiquetzal se ubica en el centro de la Ciudad de México y es el primer albergue en el mundo que recibe a mujeres sexoservidoras de la tercera edad. El proyecto Casa Xochiquetzal fue creado en 2001 por la líder de sexoservidoras Carmen Muñoz (ella misma desempeñó este llamado el oficio más viejo del mundo), algunas mujeres feministas y la reconocida escritora Elena Poniatowska. Oficialmente la Casa Xochiquetzal abrió sus puertas en 2006.
Muchas de las mujeres que hoy residen en la Casa vivían en la calle, pues en la mayoría de los casos, la prostitución ya no fue una opción, debido a las marcas naturales que los años dejan en el cuerpo. La Casa Xochiquetzal busca dar apoyo físico, médico y emocional a las mujeres de la tercera edad que se dedicaron a la prostitución en algún momento.
Inicialmente se tenía planeado que la Casa Xochiquetzal diera atención a más de 70 mujeres; sin embargo, por problemas de presupuesto y organización ese objetivo no ha podido ser concretado. En la mayoría de los casos muchas mujeres no pueden permanecer en la casa porque no suelen integrarse adecuadamente con sus compañeras, pues son desconfiadas y en algunos casos problemáticas.
Si deseas apoyar a las mujeres de la Casa Xochiquetzal puedes hacer un donativo en efectivo, o puedes visitar su página de Facebook para obtener más información.
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