El sitio de la refinería de petróleo más nueva de México se parece más a un campus tecnológico que a un lugar donde el crudo sucio se procesa en gasolina y diésel.
Las ventanas del piso al techo dan a jardines impecablemente verdes y fuentes resplandecientes, mientras que, afuera, se encuentra un recordatorio constante de las esperanzas del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para el proyecto: cuatro pilares de piedra inscritos con las palabras "Cuarta Transformación", una referencia a la plan para revitalizar México.
SEIE 1 julio 2022.-
¿Lo único que falta? El zumbido del equipo de refinación. Aunque la planta se inauguró oficialmente el viernes en una ceremonia a la que asistió el propio presidente, las unidades diseñadas para destilar petróleo en gasolina permanecieron inactivas junto al equipo de construcción, lo que sugiere que aún queda trabajo por hacer.
“Nos estamos preparando para dejar de importar gasolina, diésel y turbosina, para ser autosuficientes, generar empleo en el país y encauzar estos combustibles al mercado interno y al desarrollo nacional”, dijo AMLO, al ser presidente conocido, flanqueado por la ministra de Energía, Rocío Nahle, y el director general de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero Oropeza.
La ceremonia del viernes, que comenzó con horas de retraso, fue una oportunidad para que AMLO se jactara de los méritos de la refinación de petróleo en una era en la que gran parte del mundo se está enfocando más en la transición a la energía limpia.
“Ignoramos los cantos de sirenas, las voces que vaticinaban, de buena fe, quizás, el fin de la era del petróleo y la llegada masiva de los autos eléctricos y las energías renovables”, dijo.
Dos Bocas, la séptima refinería de México, es clave para las ambiciones del gobierno de terminar con la dependencia del combustible importado y convertirse en energía independiente. Está a punto de ser la planta de combustible más grande de México cuando finalmente comience a operar, probablemente en algún momento del próximo año, con el potencial de aumentar la capacidad de procesamiento de petróleo del país en un 20%.
Y se supone que impulsará la economía local de Paraíso, en Tabasco, el estado natal del presidente.
“Este es un momento de gran cambio, de un gran giro, de vender crudo a transformar la materia prima, producir nosotros mismos el combustible y venderlo en el mercado interno”, dijo AMLO.
Pero los críticos cuestionan si la construcción de la planta de Dos Bocas, oficialmente llamada Olmeca, realmente promoverá los nobles objetivos de AMLO. El proyecto se ha visto afectado por retrasos en la construcción y sobrecostos tan masivos que provocaron la renuncia de un alto funcionario de Pemex en diciembre.
Inicialmente se esperaba que costara $ 8 mil millones cuando se propuso en 2019, el presupuesto de la refinería para trabajos de construcción hasta 2024 aumentó a más de $ 14 mil millones en mayo, y el precio final probablemente totalice entre $ 16 mil millones y $ 18 mil millones, según personas familiarizadas con el asunto.
Además, no se espera que la planta comience a producir combustible comercialmente hasta dentro de meses, al menos. Y Pemex, con problemas de liquidez, tiene un historial de no invertir en su negocio de refinación, lo que genera problemas de mantenimiento, accidentes y pérdidas financieras para la empresa.
AMLO, quien sostuvo que los costos del proyecto solo habían aumentado entre un 20% y un 30%, dijo el viernes que la nueva planta permitirá a México aumentar su producción de refinación a 1,2 millones de barriles de procesamiento de crudo por día el próximo año.
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